Colectivo- línea 59- 19.20 hs

Muchas veces imagino y trato de adivinar qué es lo que piensa la gente que me rodea en un subte, en un colectivo, en el tren o en la calle. Leo sus gestos, miro sus manos, analizo su ropa, a veces llego a creer que son muñecos de cera que no sienten, siempre el mismo semblante, ni una mueca. A veces, con disimulo, los pellizco para sacarme la duda. Pero a veces la gente sorprende.

El colectivo estaba lleno de gente, estratégicamente me paré en el fondo, esperando que alguno de los 5 asientos se libere y cuando por fin un hombre se dignó a bajar me desplomé en su lugar. Pasaron 30 seg y una mujer con cara de desahuciada me dice: "me dejás sentarme acá en el escaloncito". Rápidamente me paré y le dije q se sentara en donde estaba yo, pero un chico que ya se bajaba le cedió su lugar. Ella se sentó, se tapó con las manos la cara y comenzó a sollozar. La señora que estaba al lado le preguntó si se sentía mal y si quería abrir la ventana. Ella contestó que no. La señora insistió. Ella contestó que no. La señora insistió. Ella fue terminante: No me siento mal, estoy triste. La confesión fue brutal. Todos quedamos en silencio.