Un abrazo por aquí

Retiro- 18.30hs.

A las corridas por los pisos resbaladizos de la estación terminal de trenes Bartolomé Mitre, atravesada por pensamientos del tipo: estoy llegando tarde-tengo hambre-esa señora tiene un saco muy feo, me topé con ellos. Sabía que existían, me lo contó un pajarito, pero pensé que era un mito del tipo la sandía con vino te mata o el hombre nunca llegó a la luna.

Y ahí estaba yo, frizandome en uno de los primeros días invernales de 2008, solísima y abandonada por el calor. Y ahí estaban ellos, dispuestos a darme un GRAN ABRAZO por nada: ni un número de celular, ni una tocada de cola, ni un trago en la barra. Sólo amor y esa cálida sensación de sentirse contenida. Por eso, y a riego de parecer viciosa, busqué refugio en los tres abrazadores. Luego me tomé el tren con el recuerdo de sentirme amada en los brazos de esos extraños, ahora devenidos en amantes.


Volví. No soy millones, pero le pongo garra. Eso seguro. Durante este tiempo de exilio me he enfrentado a numerosas anécdotas jugosas para postear pero me reprimí, porque una voz en mi conciencia me decía...“Cualquier pelotudo tiene un blog". Tal vez no era mi conciencia, sino el filósofo y escritor, José Pablo Feinmann.
Semejante afirmación me hizo determe y pensar: "Soy una pelotuda?" La respuesta no se hizo esperar: "Claro!" Entonces usando mi herramienta periodística mejor desarrollada repregunté: "Pero... por escribir un blog sos una pelotuda?" el mundo se detuvo por unos breves segundos, mi mente se aclaró y contesté sin dudarlo: "Nah, simplemente escribís lo que te viene en gana y lo lee algún esquizoide amigo".

Así que no me hago cargo de semejante comentario, aunque es cierto. Creo que está buenisimo que cualquiera pueda escribir y publicar, pluralidad de opiniones que le dicen. Algunas dan lástima, claramente, pero hacen a la diversidad de flora y fauna que habita los paisajes de la Web.

Si quieren informarse más: www.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=4444
Si no sigan siendo pelotudos, y encima, ignorantes.