Colectivo- línea 59-16hs.
Un sábado tranquilo en la ciudad pero un chofer que no lo estaba tanto. Sube al colectivo una persona mayor, mayor a 80, pide el boleto que corresponde a su edad. El colectivero arranca, y el anciano, que tenía dos bolsos y un bastón, se tambalea.
Un sábado tranquilo en la ciudad pero un chofer que no lo estaba tanto. Sube al colectivo una persona mayor, mayor a 80, pide el boleto que corresponde a su edad. El colectivero arranca, y el anciano, que tenía dos bolsos y un bastón, se tambalea.
¡Pero no puede esperar un poco! ¡baje la velocidad! - balbucea nervioso el anciano.
Déjeme tranquilo y saque el boleto- le contesta el chofer.
Déjeme tranquilo y saque el boleto- le contesta el chofer.
Casi temblando y maldiciendo entre dientes se hace paso entre la gente. Alguien le cede un asiento doble, el viejo se acomoda. Nadie ocupa el lugar de al lado. Pasan 5 minutos. Se levanta y se queda parado en el medio del pasillo. Lo miro. Me pregunto si se va a bajar. Un joven se anticipa y le ofrece otro asiento, pero individual. El hombre accede. Se sienta. Sigue balbuceando. Tal vez estaba jugando al juego de la silla. Tal vez estaba cansado de sentirse y sentarse solo.
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