Línea 59- Belgrano- 20hs.


Los milagros existen, decía una vieja comiéndose un pebete de 18 pirulos. Y yo también lo digo, sin tapujos (?). Cuando uno cree que el transporte público no puede darnos mayores satisfacciones de las que ya nos da a diario, el universo conspira para que ocurra un evento inesperado y seguramente irrepetible.

Todo comenzó una tarde regresando a casa, luego de bajarme del subte, corrí hacia la parada de colectivo. Cuando lo veo llegar, me doy cuenta de que no tenía las monedas suficientes, dudé si seguir adelante, pero mi colectivo no es un gran amigo y suele fallarme, así que decidí subirme y ver qué surgía. En el fondo sabía que iba a salirme con la mía. Pido ochenta con total impunidad, sabiendo que mis monedas no llegaban a esa suma. Y en ese preciso momento el cielo se abrió en dos, la temperatura bajó drásticamente, un gran estruendo hizo temblar a los pasajeros, y por arte de magia aparecieron 0.20 ctavos en el agujerito donde la máquina escupe el boleto. Los tomé con cuidado, con miedo a que desaparezcan, y pagué mi pasaje. En ese momento el cielo recupero su forma y los habitantes del colectivo siguieron con su apatía habitual. En cambio yo, tardé algún tiempo en entender qué pasó esa tarde, hasta que me convencí de que..... EL MAGO EMANUEL había estado ahí.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo un problema con este post... salvo que el mago Emanuel haya sido quien subió antes que vos y haya dejado los 0.20 del vuelto por poner una de 1 peso al pedir un boleto de 0.80, y por sus poderes psíquicos haya percibido que quien subiera después (o sea vos) necesitaría esos 0.20... creo que los 0.20 pertenecían a algún perejil que se dió cuenta del olvido cuando en su próximo viaje en bondi le faltaron 0.20 e invocó al mago Emanuel para ver si por arte de magia aparecían... Pero el poder de Emanuel tiene sus límites...